jueves, 15 de septiembre de 2016

INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA

Ya he contado en otras ocasiones que, hace unos pocos años, comencé una nueva aventura, la de ser docente universitario. Para mi se trata de ayudar a formar a futuros maestros, pero en el lenguaje oficial se denomina PDI (Personal Docente e Investigador). Y al hilo de esa última palabra quisiera hacer una breve reflexión.

El caso es que desde que empecé a tirarme por los suelos con los niños de 6 años enseñándoles a: leer, escribir, sumar, restar, conocer el barrio, experimentar, correr, saltar, saludar, obedecer, ser ordenado, rezar, … creo que he estado investigando toda mi vida. Por ejemplo, de aquellos años recuerdo haber investigado un montón sobre los mejores y más eficaces procesos de enseñanza de la lecto-escritura, y lo que iba descubriendo y me gustaba lo ponía en marcha (por supuesto, aprovechando también lo que otros llevaban haciendo tiempo en el colegio). De ahí surgió un conjunto de cuadernos de enseñanza de la lectura de uso interno en el colegio, impartí unos cursos a otros profesores e incluso llegamos a trabajar en un equipo para editar toda una colección de enseñanza de la Lengua para toda la Primaria, aunque creo que escasamente vieron la luz. Algo similar hice en la enseñanza inicial del cálculo y razonamiento, primero leer y estudiar los mejores métodos didácticos, luego confeccionando cuadernos caseros para mis alumnos, después impartiendo cursos de didáctica de las matemáticas y finalmente trabajando en un equipo para la edición de unos cuadernos para Primaria que, en esta ocasión, si fueron publicados.

Puedo decir que continué investigando allí dónde me encontraba, por ejemplo y cambiando el tercio profesional, tuve que estudiar a fondo el sistema de organización de los partidos políticos antes de redactar los Estatutos de un nuevo partido, tuve que investigar los mejores métodos de atraer a los votantes en campañas electorales, a fin de organizar la primera campaña electoral de mi vida, allí por el año 95. En el siguiente ámbito profesional me tocó formarme a fondo en los Sistemas de Gestión de Calidad, entre otras cosas profundizando e investigando cómo poner en marcha la Metodología 5S en el mundo educativo, posteriormente elaborar un manual propio y finalmente impartir sesiones de formación en centros docentes. Luego llegó la tesis doctoral y, sin pretender aburrir, diré por último que continué con la investigación en un Centro de Innovación Pedagógica, haciendo lo propio con temas como bullying y dificultades de aprendizaje.

La cuestión es que llegué al mundo universitario y me dijeron si tenía experiencia en investigación, les dije que “por supuesto” enumerando las múltiples peripecias en ese terreno. “Ya pero eso no es de carácter universitario” fue la respuesta. Después me preguntaron si tenía alguna acreditación de calidad, “pues claro” y describí los nombramientos del Gobierno Vasco y de la Diputación de Bizkaia como consultor y formador acreditado en sistemas de calidad, además de la formación recibida e impartida. “Pero eso no es acreditación universitaria” me respondieron. Total, que toda mi vida formándome e investigando y llego a la Universidad y no me sirve de nada (a título de puntos) toda la formación recibida, la investigación desarrollada ni la innovación implantada a lo largo de mi vida. Es decir, que para la Universidad estoy al mismo nivel que un recién doctorado de 26 años que no ha trabajado nunca.


Menos mal que de vez en cuando alguna compañera docente universitaria me dice que hace falta más profesores de Magisterio que sepan realmente qué es un niño, una niña y un aula, en eso creo que les gano a casi todos.