lunes, 30 de mayo de 2016

ANTE UN PAPEL EN BLANCO

Estaba repasando cierta normativa educativa del Estado y de algunas Comunidades Autónomas… y cuando ya la cabeza no me daba más de si, he pensado que hacía tiempo que no escribía nada en el Blog. Así que me he puesto delante del ordenador con una página en blanco. ¡No recordaba lo duro que se hace escribir ante una página en blanco!

Cuando tengo que redactar algún escrito, o elaborar un informe, o preparar clases, habitualmente pienso en qué documento similar o que esté relacionado con la cuestión tengo por el ordenador, lo duplico y sobre él comienzo a escribir el nuevo. Pero sinceramente hacía mucho tiempo que no me plantaba ante una página absolutamente en blanco.

Si es cierto que comienzo documentos desde cero, pero casi siempre con notas tomadas de una sesión, o resúmenes de algún libro o con escritos en papel que tengo en la mano, aunque no procedan de mi puño y letra. Pero ¡en blanco! y sin un guión o tema previo ya establecido… realmente hacía mucho tiempo que no me enfrentaba a una tarea semejante.

La verdad es que me da cierta seguridad duplicar un documento, aunque tenga que borrar todo su contenido después, no sé, tal vez sea el miedo escénico al papel en blanco, pero es lo que suelo hacer. Bueno el caso es que he llegado hasta aquí y todavía sin tener claro de qué voy a escribir en este blog… se me han ocurrido varias ideas desde que he empezado, pero voy a seguir con la que estoy: enfrentarse a un papel en blanco.

El otro día estaba “vigilando” un examen en la Universidad y los alumnos tenían delante su papel en blanco y una hoja con las preguntas que deben responder. Pero pienso que no es lo mismo, a fin de cuentas ellos y ellas han estudiado o repasado una temática que previamente han escuchado o trabajado. Por tanto, aunque no sepan de antemano qué es exactamente lo que deberán escribir, saben sobre qué tema tienen que escribir, saben que versará impepinablemente sobre la asignatura correspondiente.

Me imagino que enfrentarse a un papel en blanco se parece más a lo que hace ese escritor de las películas, perseguido por sus representantes editoriales para que les entregue la novela prometida, y el escritor correspondiente todavía está sin ideas y se enfrenta al papel en blanco. Tarde o temprano, el escritor comienza a darle a las teclas y van fluyendo las ideas. Más o menos es lo que creo que me ha sucedido a lo largo de estos minutos. Han surgido ideas que he anotado para próximos escritos del Blog.

Pero continuo pedaleando y me atrevo a aconsejar a quien quiera escuchar, que es un buen ejercicio enfrentarse a un papel en blanco, sin un guión previo, y ponerse a escribir. Tal vez antes, cuando escribíamos con bolígrafo en papel procedente de los árboles, resultaba menos costoso. ¡Qué paradoja! Ahora que no tenemos el remordimiento de utilizar material procedente de los seres vivos que alimentan con su oxígeno nuestro planeta, nos cuesta más escribir.


Pero bueno, definitivamente he logrado llenar un folio, así que por ahora termino esta odisea y espero que la próxima vez escriba algo que realmente tenga interés.

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