lunes, 22 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD EN FAMILIA

Quisiera desear con todo mi corazón una feliz Navidad a quienes lean estas letras y, muy especialmente, a aquellas personas que en sentido muy amplio se pueden considerar de "la familia".

Es que la familia, se quiera o no se quiera, se vea o no se vea, es la primera institución y la base y fundamento de todas las demás que conforman una sociedad. Por ello y por extensión, denominamos la familia del colegio a toda la comunidad educativa de determinado centro docente, llamamos la familia del pueblo a todos los vecinos de una población, nos referimos a la familia de un club deportivo integrando en ella a todas las personas que son asociadas de esa entidad, etc. Y los estudios sociológicos acaban afirmando que la institución más valorada por la “gente” es la familia.

Me vienen a la memoria las palabras de un sacerdote sabio y santo (D. Emilio) que me dirigió la tesis doctoral y con el que solía hablar frecuentemente. En unos momentos delicados e inciertos de mi vida profesional y personal, me repetía con insistencia: “no mires hacia atrás, mira hacia adelante, mira a la Virgen, dile que te prepare un camino seguro”.

A lo largo de la historia han sido numerosas las personas que aconsejan acudir a María en los momentos delicados. Precisamente ahora “la familia” está atravesando unos momentos delicados y el Papa (por inspiración del Espíritu Santo) anima a cada uno de los cristianos a que “estudiemos” la situación de la familia, y para que la veamos con mayor claridad y actuemos en consecuencia, nos aconseja mirar a María.

Nos espera un año 2.015 apasionante en relación con la familia, directa o indirectamente podremos aportar nuestro grano de arena al Sínodo sobre la familia previsto para el otoño, en ocasiones proponiendo nuestra visión y nuestras consideraciones, o simplemente acudiendo a María para que “no miremos hacia atrás, para que miremos hacia adelante, miremos a la Virgen y le digamos que prepare un camino seguro a la familia”.


Feliz Navidad.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Modos de ejercitar la responsabilidad social

Para ejercer la responsabilidad social es preciso una participación activa en la comunidad con el fin de impulsar el desarrollo a través de soluciones que mejoren la calidad de vida de los miembros de la propia sociedad. Dicha participación debe darse a título individual de dos maneras:

1.- Ejercitando las propias responsabilidades personales, familiares, laborales o de comunidad que se desarrollan en la vida cotidiana, con una implicación personal por aportar soluciones para que de dicho ejercicio resulte alguna mejora en la sociedad.

2.- Involucrándose personalmente, en mayor o menor grado, en alguna organización o entidad social que lleve a cabo proyectos de mejora para la sociedad.

También por su propia naturaleza, toda entidad o comunidad lleva a cabo proyectos que repercuten en la propia sociedad, por tanto de ellas se desprende una responsabilidad social que, además de cubrir los objetivos que le son propios por su naturaleza, debe aportar acciones, no solo que respeten el entorno material y humano, sino que conlleven alguna mejora para la propia sociedad de la que forman parte. Mejoras para el propio medio ambiente o entorno natural en el que ejercitan sus actuaciones, mejoras educativas y de formación para sus empleados y personal relacionado con ellas, y mejoras para el desarrollo del entorno social de su ámbito de influencia.

De este modo en el año 83 las Naciones Unidad acuñaron el término desarrollo sostenible y a partir de él, se han empezado a utilizar conceptos como:
  • Desarrollo sostenible.- Una responsabilidad de cualquier miembro de la sociedad, sea de modo individual o colectivo, que conlleva que su quehacer no sólo no destruya los medios naturales, económicos y sociales ya existentes, sino que los proteja y potencie.
  • Responsabilidad Social Empresarial.- Un término similar al anterior referido a la responsabilidad de las empresas, que deben contribuir activamente al desarrollo económico, social y medioambiental de la sociedad a través del ejercicio de sus funciones productivas.
  • Empresa Socialmente Responsable.- Cuando una empresa decide someterse a las normas y estándares fijados por alguna entidad acreditadora y obtiene dicha certificación por ser una empresa social, económica y ambientalmente responsable en su actividad productiva. Este concepto está muy ligado a la imagen que la empresa quiere dar al exterior.
  • Responsabilidad Social para la Salud.- Compromiso de actuar de forma que con dichas actuaciones no sólo no se dañe la salud de las personas, sino que se evite la utilización de materiales potencialmente dañinos o que puedan perjudicar el ambiente natural.
  • Responsabilidad Social en el Tercer Sector.- La responsabilidad y compromiso con el desarrollo social que adquieren específicamente las entidades cuyo ámbito de acción es precisamente la Acción Social y la Cooperación al Desarrollo.
El modo de ejercitar esta responsabilidad social, podemos decir que se produce de dos formas:
  • Hacia adentro.- Todas las actuaciones relacionadas con el gobierno y gestión de la propia entidad deben contemplar una responsabilidad social acorde a sus compromisos y obligaciones con las partes internas, ya sean socios, trabajadores, etc.
  • Hacia afuera.- Todas las actuaciones relacionadas con la actividad propia de la organización y el modo de gestionarlas deben contemplar una responsabilidad social acorde a sus obligaciones y compromisos con las partes externas, ya sea la propia sociedad a la que se dirigen, el medio ambiente, sus clientes, etc.
Por el contrario, lo que no se debe hacer para ejercer la responsabilidad social, o los siete pecados capitales en responsabilidad social (Brundtland, Gro Harlem, Our Common Future: From One Earth to One World, 198, pág. 16.), serían:

1. Incongruencia.- La poca o nula relación coherente entre lo que se dice y lo que se hace como persona, empresa o gobierno.
2. Improvisación.- La falta de conocimientos y experiencia en el terreno social de muchos de quienes ejecutan programas destinados al desarrollo de grupos vulnerables, acciones en beneficio del planeta o acciones benéficas para los colaboradores de una empresa.
3. Engaño.- Usar la Responsabilidad Social como máscara de bondad montando todo un espectáculo y parafernalia lo suficientemente emotivos, que persuadan hasta el convencimiento a la sociedad en apoyo a alguna causa, cuando en realidad son otros los intereses.
4. Crisis.- Es el pretexto ideal para deshacerse de personal o restringir o eliminar la ayuda a grupos del tercer sector.
5. Soberbia.- Creer que nuestra causa es la mejor del mundo y así transmitirlo. Ser soberbio es discriminatorio al ver otras causas como algo sin importancia.
6. Política.- Hacer mal uso del poder para allegarse de recursos que en primera instancia estaban destinados a programas de desarrollo social, y beneficiarse a sí mismo. Usar la Responsabilidad Social como bandera para ganar votos y no como legítimo interés de los gobernantes por fomentar el progreso y el bienestar del país. Si una causa se politiza, lo más seguro es que no se logren los objetivos.
7. Deshonestidad.- No transparentar nuestras operaciones cuando lideramos programas sociales. Hacer uso de la Responsabilidad Social para allegarnos recursos económicos o en especie para nuestro propio beneficio.


Hemos expuesto algo básico, la responsabilidad ante la sociedad que tenemos cada persona y el modo de ejercitarla, que habitualmente consiste en responsabilizarnos bien de nuestra propias tareas, porque éstas siempre tienen una repercusión social. Dejamos para más adelante otros planteamientos, como involucrarse en proyectos educativos, sociales o laborales.

lunes, 17 de noviembre de 2014

El sujeto de la responsabilidad social.

Una vez determinado qué es la responsabilidad social, la pregunta siguiente sería ¿quién tiene esa responsabilidad?, ¿quién es el sujeto responsable socialmente?, ¿quién debe identificar los problemas y aportar soluciones? La respuesta evidentemente debe ser “la propia sociedad”, pero la sociedad la conformamos tanto los grupos sociales (comenzando por la familia) como los individuos considerados uno a uno. Por tanto hacemos referencia como sujetos de la responsabilidad social, tanto a las instituciones sociales como a los individuos que conformamos la sociedad.

Quien tiene el deber de ser responsable socialmente, tiene el deber de tomar decisiones responsables, de participar responsablemente en la construcción de la sociedad y de fomentar y respetar los valores humanos establecidos por la propia sociedad: Derechos Humanos y Libertades Fundamentales. En definitiva estas acciones son propias tanto de las personas individuales como de las instituciones u organizaciones sociales, ya sean estas constituidas orgánicamente por quienes gobiernan la sociedad, o sean compuestas libremente por iniciativa de sus ciudadanos.

Por tanto el primer sujeto de la Responsabilidad social es el propio ciudadano individualmente considerado. Así, cada persona, miembro de la sociedad, tiene la obligación moral de actuar libre y responsablemente realizando acciones encaminadas a la decisión de cómo debe construirse la sociedad, a la participación en su construcción de acuerdo a los parámetros básicos humanos de los que ésta se ha dotado y a la de fomentar, respetar, defender y velar por el justo cumplimiento de los valores establecidos.

Por otro lado, y presumiblemente en mayor grado, serán sujetos de responsabilidad social las instituciones oficialmente constituidas para decidir y actuar en la construcción social de la mejor manera posible, siempre acorde a los principios sociales determinados por las estructuras sociales. Hablamos de los poderes públicos: Legislativo (que debe especificar cuál es el Estado de Derecho de los ciudadanos), el Ejecutivo (que deberá ejecutar las normas para que el Estado de Derecho sea efectivo) y el Judicial (que interpretará la adecuación de los individuos e instituciones al Estado de Derecho en casos de conflicto).

Dentro de las organizaciones “gubernamentales” u oficiales propias de los poderes públicos, destacará la Escuela (en términos amplios, es decir cualquier institución o centro de enseñanza y formación) como responsable socialmente. La Escuela tendrá precisamente la responsabilidad de “educar en la responsabilidad” a los ciudadanos, que les capacite para poder decidir, participar y ejecutar sus responsabilidades sociales dentro del Estado de Derecho. En el siguiente escalón de responsabilidad social se encontrarán los Servicios Sociales, ejecutores de la responsabilidad social que emana de las estructuras gubernamentales. En el tercer escalón estarán las demás instituciones “oficiales” cada una en el grado que le corresponda.

Por otro lado nos encontraremos como sujetos de la responsabilidad social, a todo tipo de organizaciones que operan en la sociedad: educativas, empresariales, políticas, sindicales, sociales, etc. Y estas asumirán en mayor o menor grado la responsabilidad social, según su finalidad propia, pero todas ellas, sin lugar a dudas, deberán asumir parte de la responsabilidad social que, como entidades miembros de la sociedad, les compete.


En definitiva los sujetos de la responsabilidad social, entendida esta en los términos que vimos anteriormente (deber de actuar para solventar necesidades reales de las personas que forman parte de la sociedad), los somos todos: individual y colectivamente.

martes, 4 de noviembre de 2014

La responsabilidad social.

El concepto de responsabilidad que ha ha ido calando en nuestra sociedad occidental desde hace miles de años, está muy unido a la culpa por la mala actuación o pecado, propia del judaísmo y que se encuentra explícita en la Biblia (“Este proceder hizo caer en pecado a la casa de Jeroboam y fue causa de su perdición y su exterminio de sobre la faz de la tierra”. I Reyes 13, 34). De esta forma, el concepto negativo de responsabilidad hace que se vea al responsable como quien carga sobre sí con una condena. Así la pregunta “¿quién es el responsable?” es sinónima de “¿quién es el culpable?” y por tanto cae sobre él toda la carga de su culpabilidad y es condenado.

También a lo largo de las épocas antiguas, medievales e incluso modernas, la responsabilidad de las personas estaba muy ligada al premio o castigo posterior que se derivaría de sus acciones, haciendo especial hincapié en las consecuencias mortales (del alma) cuando estas acciones fuesen graves pecados. No es de extrañar que durante siglos y hasta nuestros días, el término popular de responsabilidad siga estando muy unido al de culpabilidad de la tradición judeo-cristiana, de ahí que sea tan frecuente “buscar al culpable” cuando existe un problema, como sinónimo de “buscar al responsable” o causante de dicho problema.

Desde la filosofía clásica la responsabilidad, no se fijaba tanto en la condena que podía recaer sobre la mala acción de las personas, sino que estaba íntimamente unida a la actuación libre de cada persona. En la medida que somos libres, somos responsables de nuestra actuaciones, por tanto asumimos las consecuencias derivadas de ellas, sean estas positivas o negativas. En este sentido la responsabilidad es una consecuencia de nuestra libertad.

Poco a poco se fue dando la vuelta al término responsabilidad hacia un lado diferente, y sin duda ayudaron a ello las reflexiones de la moral kantiana, que conjugaba la responsabilidad como el cumplimiento del deber, así la responsabilidad es la cualidad de la persona que es consciente de las obligaciones y actúa conforme a ellas. En este sentido la pregunta ¿quién es el responsable? es sinónima de ¿quién tiene la obligación de realizarlo?

El concepto de responsabilidad que se desprende del diccionario en la actualidad, es la “capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”, acercándose a la idea de la filosofía clásica de que la responsabilidad es la obligación de dar cuenta de las consecuencias derivadas de los actos libres.

Pero si al concepto responsabilidad le añadimos el adjetivo "social", parece que hablamos de otra cosa. A lo largo de la historia antigua, los males sociales eran más fruto de los malos espíritus, de castigos por actuaciones de sus antepasados, etc. Por lo que no se suponía que pudiese haber una respuesta entre los hombres, eso era cosa de dioses y de la naturaleza, y por tanto prácticamente nadie asumía una responsabilidad social ante las desgracias de los demás.

Con la llegada del cristianismo y su expansión en la civilización occidental, el concepto de responsabilidad sí que adquiere un carácter social. En este caso se trata de ser responsables en cuanto al deber de actuar sobre los demás de forma correcta (“tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros” Mateo 7, 12), que posteriormente se va concretando en la ayuda, por parte de personas e instituciones, para cubrir las necesidades o carencias de otras personas. Así la responsabilidad sobre los males de las personas (la responsabilidad social), la asumen los cristianos más comprometidos con su fe, los religiosos y religiosas que atienden durante siglos, prácticamente en exclusiva, a los “desheredados” de la sociedad.

En términos modernos, la responsabilidad social podríamos decir que la acuña Hans Jonas como el deber primario del hombre, que reside en asegurar el futuro de la Humanidad, la permanencia de la vida humana auténtica en la Tierra. Habermans da un paso más y señala que no se trata sólo del deber de supervivencia del género humano, sino de la construcción de las estructuras y contextos sociales para que todos puedan participar en igualdad de oportunidades y derechos en el discurso, determinación de necesidades, defensa de sus intereses y búsqueda de soluciones justas para todos.

Actualmente se utilizan definiciones más concretas y que nos puede resultar de mayor utilidad, por ejemplo esta de Viteri: “Responsabilidad Social es el compromiso de identificar los problemas de interés público como: medio ambiente, pobreza, desigualdad de ingresos, atención de salud, hambre, desnutrición y analfabetismo y, que compete a todo tipo de organizaciones (empresa, estado, universidad), para emprender acciones que generen impactos positivos en la sociedad, con el aporte de soluciones basadas en la transparencia, pluralidad, sustentabilidad y ética, siendo la meta el desarrollo sustentable del ser humano y su entorno”. (Jorge Viteri Moya. Responsabilidad social. Enfoque 1: 90-100. 2010. Quito, Ecuador. Universidad Tecnológica Equinoccial).

No voy a dar una definición de responsabilidad social, pero sí quisiera volver hacia la que se desprende del Evangelio, que viene a decir que serán "benditos de Dios Padre" quienes actúen libremente: dando de comer al que tiene hambre, dando de beber a quien tiene sed, vistiendo a quienes están desnudos, dando cobijo a quienes no disponen de él, visitando a las personas que están enfermas, yendo a ver a quienes están en la cárcel.

Al final la responsabilidad social parece que es una cuestión personal, y no sólo de las estructuras, para empezar podemos ir ejerciendo las acciones señaladas en el Evangelio, lógicamente traduciendo las situaciones a nuestra realidad social de hoy.

Seguiremos pedaleando sobre ello en una próxima ocasión.

miércoles, 16 de julio de 2014

Diferentes visiones sobre las funciones sociales de la educación.

Función social, es la contribución que aporta un elemento a la organización o a la acción del conjunto del que forma parte. Así pues función social de la educación es su aportación como institución educativa a la organización y a la acción del conjunto de la sociedad, entre lo que cabe ser reproductora del modelo social y ser precursora del cambio en el modelo social.

Algunas de estas funciones están claramente especificadas en las Leyes y normas de la sociedad, diríamos que son “manifiestas”, es decir son conocidas e intencionadas. Por su parte algunas otras son “latentes”, es decir desconocidas u ocultas. Entre las primeras podemos señalar la socializadora, la formativa, la académica (la que procura enseñanzas técnico instrumentales). Entre las segundas pueden estar el sometimiento a ciertas normas, la inculcación de determinados valores y creencias.

Aunque ya lo hemos destacado desde un principio, son diferentes las posturas de los diversos autores en torno a las funciones sociales de la educación. Vamos a señalar las siguientes:

COMTE.- Comte elabora la Ley de los Tres Estadios, en la que señala que la sociedad ha evolucionado en tres fases: la teológica, la metafísica y la positivista. Para él es preciso renunciar a la teológica y metafísica para quedarse en la positivista, es decir en que es el conocimiento quien puede transformar la sociedad. De esta forma apuesta por una educación popular. Comte es contemporáneo de las revoluciones industriales (primera mitad del siglo XIX) y pretende superar las teorías sociales de la revolución francesa.

MARX.- Marx va más allá de la superación del Antiguo Régimen y de la Revolución Francesa, es la propia organización social capitalista generadora de desigualdades y aboga por el control de sociedad por las clases populares y obreras. En este sentido aboga por una escuela pública, laica y gratuita controlada por las clases trabajadoras. Marx es posterior a las revoluciones industriales de la mitad del siglo XIX.

DURKHEIM.- Es considerado el primer sociólogo de la Educación, para él la Sociología debe estudiar los hechos sociales como cosas con base social, de este modo estudiar lo que son y deben ser las instituciones pedagógicas, sería el objeto de la Sociología de la Educación, que ayudaría a los maestros a realizar un análisis científico de la educación y a establecer nuevos criterios de actuación pedagógica. Abogó por el estudio de las instituciones educativas y sus funciones dentro del papel socializador que tienen. Durkheim está a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX.

WEBER.- Weber apostó por la vocacionalización del conocimiento, de forma que el saber empírico conlleve el estudio de cómo mejorar aspectos de la sociedad y ponerlos en práctica. Apuesta por la modernización (no como adaptación a la evolución de la sociedad capitalista sino cómo dotar de sentido a las propuestas educativas que funcionan) y por la eliminación de la burocratización de la sociedad y por ende de la escuela. Weber es de principios del siglo XX.

AÑOS 70.- Tal vez los años 70 fueron el despertar de los debates en torno a las funciones sociales de la Educación. El gran debate desatado fue sobre la influencia de la escuela ante las desigualdades sociales, desde quienes minimizaban esa influencia, hasta quienes veían que claramente contribuía a su superación. También entre quienes creen que la Escuela reproduce exactamente las clases sociales que se dan en la sociedad y quienes creen que desde la Escuela pueden superarse las clases sociales.

HABERMANS.- Este sociólogo contemporáneo es el más citado en la actualidad, su aportación fue la Teoría de la Acción Comunicativa, en la que expone la importancia del conocimiento a través del diálogo y la interpelación comunicativa entre las personas. De ella han surgido, entre otras metodologías, la “Comunidades de Aprendizaje”.


Como decía al principio, la incidencia de la educación en las personas puede ir en dos sentidos, que a mi entender no son contrapuestos: puede reproducir los modelos sociales para que el individuo se ajuste a la sociedad en la que convive, y puede ayudar al individuo a ser agente de un cambio social, de aquello que en la sociedad es menos humano y conviene transformar. Apuesto porque los dos estén presentes en la educación.

viernes, 27 de junio de 2014

La función social de la educación hacia la propia sociedad.

Ya vimos que una de las funciones sociales de la educación es el propio desarrollo como personas en su integridad y bajo la responsabilidad de los padres. No obstante los sociólogos de la educación han escrito mucho más sobre las funciones sociales de la educación mirando a la propia sociedad, y aunque prefiero la primera mirada, sería absurdo quedarnos sólo con uno u otro modo de entender la sociedad y la educación, evidentemente ambas tienen aspectos positivos y también debemos resaltar los aspectos positivos de la otra manera de contemplarlos.

Es innegable que la educación, como institución social, también tiene funciones sociales y estas son las destacadas por los sociólogos de la educación, iremos incorporando algunos textos significativos:
  • Asegurar la continuidad social.- “Nuestra sociedad considera, por ejemplo, que todo el mundo debe saber leer y escribir y ser capaz de adaptarse a normas de convivencia tales como no agredir a los demás o esperar su turno en una cola pero también que los militares deben ser disciplinados, los artistas creativos, los cuadros empresariales emprendedores, los artesanos meticulosos, los pobres resignados, los estudiantes aplicados, los aristócratas elegantes, etc. Por consiguiente, la socialización de cada persona presenta elementos comunes a la de los demás junto con elementos específicos relacionado con su lugar en la sociedad, presente o previsto.” Fernández Enguita, M. (1997). La escuela a examen. Madrid: Pirámide.
  • Promover el cambio social.- Algunos autores contradicen esta función de la escuela con el inmovilismo del sistema escolar. Que duda cabe que en la medida que formamos ciudadanos libres y responsables, éstos pueden posteriormente incidir en los cambios sociales. Tal vez esta función es más propia de la educación como desarrollo de la persona.
  • Adaptar a los individuos al grupo.- “La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado”. Durkheim, E. (1975). Educación y sociedad, Barcelona: Península.
  • Ejercer un control social.- “El desarrollo de la escuela ha ido históricamente muy ligado a los procesos de construcción de los estados y las naciones modernas, ha servido por encima de todo como un instrumento de homogeneización de identidad, lingüística, cultural e ideológica, y esto se ha hecho gracias a un estricto control público del sistema educativo. El Estado controlador controla los planes de estudio: cuantas horas de Formación del Espíritu Nacional antes y cuántas horas de Catalán y Castellano o de Ética ahora”. Cardús, S. (2000). El desconcert de l'educació. Barcelona: La Campana.

  • Servir a los fines políticos.- “La manifestación más evidente de la formación de sujetos de la esfera política es la inlculcación directa de ideas respecto de ésta y del conjunto social. Cada régimen político, cualquiera que sea su naturaleza, se apresura a servirse de la escuela para lograr consenso alrededor propio. Las naciones han tenido en las aulas un instrumento privilegiado para crear o reforzar su identidad como tales, y de ahí que los nuevos Estados aborden de inmediato reformas escolares y que en los Estados plurinacionales la educación sea objeto de una pugna sin fin entre las nacionalidades que los integran y el poder central, o que en las colonias haya ocurrido lo mismo con mayor intensidad. Cuando una forma de Estado sustituye a otra no tardan en llegar los cambios en los programas escolares, tanto en la parte de los mismos dedicada explícitamente a la formación política como en las que lo están implícitamente”. Fernández Enguita, M. (1997). La escuela a examen. Madrid: Pirámide.

  • Realizar una selección social.- “Norbert era brillante, nadie lo negaba. Cuando tenía once años entró al Tufts College de Medford, Massachussetts. Tres años más tarde tenía su diploma y entraba a Harvard con catorce años para preparar su doctorado. Pero lo que su precoz formación le había dado en aptitudes intelectuales, le supuso estigmas emocionales a causa del brutal régimen impuesto por su padre. Norbert sabía como resolver integrales y sabía convertir una matriz, pero conocía bien poco de los sentimientos humanos, tanto propios como ajenos. Era, al mismo tiempo, un atleta mental y un desequilibrado emocional, lleno de dolorosos recuerdos y rencores que atormentarían su vida. En su autobiografía, advierte a todos aquellos padres que se obstinan en hacer de sus hijos unos 'Wunderkinder': "Todo aquel que decida modelar un alma humana a su propia medida que se asegure de tener una imagen digna de ser reproducida, y que sepa que el poder de modelar un intelecto es un poder de muerte tanto como un poder de vida”. Ritchie, D. (1985), Le cerveau binaire. París, Laffont.
  • Disminuir las diferencias sociales.- “La escuela es una institución que gestiona colectivos más que individuos, y los alumnos aprenden en ella a comportarse como miembros de aquéllos porque así es como la sociedad espera de ellos que se comporten el día de mañana. Esto no debe entenderse en el sentido de que la escuela estimule la actividad colectiva espontánea o autoorganizada, pues lo que hace es justamente lo contrario. Aceptar ser tratado como miembro de un colectivo o agregado, o ser subsumido dentro de una categoría universalista, significa, por ejemplo, asumir que se tiene que pagar el mismo dinero por viajar en el autobús si se ese rico que si se es pobre, que robar es robar lo mismo si es por hambre o por ambición, etc.” Fernández Enguita, M. (1997). La escuela a examen. Madrid: Pirámide.
  • Promover el desarrollo material de la sociedad.- Aunque cada vez está más en entredicho, parece que es una unión inevitable un mayor desarrollo económico con un gran nivel educativo y cultural de la sociedad.
Otras funciones de la escuela que podríamos destacar son:
  • Guardia y custodia de los más jóvenes.
  • Cohesión social y construcción de identidades nacionales.
  • Formación (capacitación) para el trabajo y distribución de las posiciones sociales.
Evidentemente quienes apostamos por la educación como desarrollo personal del individuo, creemos en la libertad de cada individuo que puede conducir, tanto a su integración social, como a una apuesta por modificar los aspectos sociales para procurar el Bien Común de toda la sociedad.


Todas estas formas de entender las funciones sociales de la educación, o de hacerlas realidad en muchos de los casos, son consecuencia de los postulados planteados por los sociólogos de la educación que surgen a partir del siglo XIX y cuyas ideas veremos en la próxima entrega.

viernes, 20 de junio de 2014

La función social de la educación hacia los individuos

La mayoría de los estudios sociológicos actuales (que prácticamente son todos puesto que la sociología nace tras la Revolución Francesa), optan por denigrar las fórmulas de organización social del pasado y apostar por las derivadas de las declaraciones revolucionarias liberales o socialistas. Esto implica una visión casi unánime de que la responsabilidad de la educación de los individuos es del Estado y que las funciones que la educación debe tener son las de reproducir la organización social que exista en cada momento fruto de la decisión libre de sus ciudadanos. De ahí que haya pocos sociólogos de la educación que incorporen en sus manuales una función social de la educación centrada en el individuo y prácticamente todos tiendan a enumerar funciones sociales focalizadas hacia la propia sociedad.

Como ya dije en mi anterior publicación, apuesto por la idea de la educación centrada en la conducción de la persona a su pleno desarrollo como ser humano, y esta conducción es responsabilidad de sus progenitores, aunque estos deleguen en la propia sociedad algunos aspectos de la misma. En la medida que se conformen como personas humanas correctamente desarrolladas, mejor participación social podrán tener, incluso mejor interpretación de la propia sociedad podrán realizar, hasta el punto de estar capacitados para influir en los cambios sociales que perciban como necesarios para el “bien común” de los ciudadanos. En este sentido, algunas de las funciones de la educación hacia los individuos serán:

  • Individuos sanos-Desarrollo corporal.- La primera consecuencia de la educación es un correcto desarrollo personal del individuo y esto, especialmente en los primeros años, es una responsabilidad casi exclusiva de los padres: alimentarlos correctamente, enseñarles a ver las cosas, a tocar los objetos, a oler los alimentos, a gustarlos, enseñarles a caminar, hablar, escuchar, correr, vestirse, sonreír, alegrarse, enfadarse, dormir, despertarse, etc., todas aquellas acciones propiamente corporales y relativas al correcto desarrollo de sus sentidos y de sus emociones. Algunas tareas, especialmente en la situación actual de las familias que trabajan ambos progenitores, serán delegadas bajo una estricta supervisión a algunas instituciones sociales (Escuelas Infantiles).

  • Individuos reflexivos-Desarrollo de la inteligencia.- Lo propio del hombre es su capacidad de pensar, en este sentido la educación debe propiciar los elementos esenciales para desarrollar plenamente el pensamiento, como son la palabra, la idea, los conceptos, las relaciones entre ellos y su manejo en diferentes contextos: lectura, escritura, habla, contar, calcular, razonar los hechos, memorizar, imaginar, representar con símbolos, etc., todas aquellas acciones encaminadas a mejorar su potencial intelectual. Muchas de estas tareas los padres las podrán delegar en las instituciones especializadas (escuelas, institutos, universidades).

  • Individuos libres-Desarrollo de la voluntad.- Otro aspecto exclusivamente humano es la voluntad, con ella se desarrolla la capacidad de amar, la capacidad de elegir los medios que nos llevarán a nuestro fin último como seres humanos que es la felicidad, etc. La educación de la voluntad es la que nos hará ejercer la libertad como ciudadanos, y según cómo entiendan los progenitores qué es el amor, cómo se concreta la felicidad, etc., enfocarán esta educación de uno u otro modo. En general habrá que desarrollar el apego, los afectos, los sentimientos, controlar los gustos, controlar los instintos, aprender a decir que no, etc. Por supuesto que esta educación es exclusivamente responsabilidad de los progenitores y éstos tendrán que elegir entre las instituciones sociales que eduquen en consonancia con la visión del amor y la felicidad que tengan ellos.

  • Individuos justos-Desarrollo moral.- Es la capacidad de discernir entre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo. Según dónde se haya puesto el foco y cómo se haya educado la voluntad, la persona estará más o menos capacitada para optar por lo que considera justo y bueno y desechar lo que considera injusto y malo. A partir de ahí se procurará desarrollar en la persona los valores o virtudes que le encaminen hacia lo justo y bueno que le otorgará la felicidad: fe, esperanza, amor, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y todos sus valores derivados: puntualidad, laboriosidad, generosidad, sinceridad, sobriedad, desprendimiento, orden, etc. Esta tarea es, por supuesto, responsabilidad de los progenitores y procurarán que las instituciones educativas en las que se encuentren sus hijos, estén en consonancia con ellas.


A estos aspectos me refiero cuando digo que el Estado no puede arrogarse la función de educar a los ciudadanos, porque la educación como persona es exclusiva de sus progenitores (o padres legales), y éstos decidirán libremente a quienes encomiendan parcialmente esa tarea cuando ellos no pueden ejercerla directamente.

jueves, 12 de junio de 2014

EDUCACIÓN Y SOCIEDAD

Como ya hice mención en entradas anteriores, la palabra (“logos” de Aristóteles) es lo peculiar del ser humano y le sirve para dilucidar lo justo de lo injusto, que será algo esencial en la constitución de la propia sociedad. También vimos que la incipiente educación de los seres humanos proviene de la transmisión de los aprendizajes entre quienes han aprendido las cosas útiles de la vida y quienes deberán aprenderlas, entre otras cosas para poder satisfacer sus necesidades vitales y para ser miembros de esa sociedad que debe proporcionar el “bien vivir” de sus ciudadanos.

Tanto en la Edad Antigua, como en La Edad Media y en la Edad Moderna, existieron instituciones para la transmisión de la cultura y de las letras, pero no existió una institución propiamente “educativa” de los niños y adolescentes, esa era tarea propia de la familia o, en el caso de quienes pudieran pagarlo, de personas “educadas” contratadas para tal fin. Por otro lado, sólo los “elegidos” (Emperadores, Reyes, Cortesanos, Aristócratas) son quienes deciden cómo debe organizarse la sociedad, y entre sus preferencias no estaba la educación de niños y adolescentes.

Es a partir de la Revolución Francesa cuando se da un giro al pensamiento político y social anterior, de forma que se plantea que cada ciudadano tenga la posibilidad de participar en las decisiones que establecen el orden social, por ello creen en la necesidad de “ilustrar” a los ciudadanos para que éstos puedan ejercitar verdaderamente y con criterio su participación social. Y entonces sí, apuestan por la “universalidad de la educación”, es decir que ya no sean solo unos pocos quienes aprendan a leer, escribir y los conocimientos básicos, sino que lo sean todos los niños y adolescentes.

Es muy ilustrativo lo que dice Condorcet en 1792 en un Informe y proyecto de decreto sobre la organización general de la instrucción pública: "Ofrecer a todos los individuos de la especie humana los medios de proveer a sus necesidades, de asegurar su bienestar, de conocer y ejercer sus derechos, de entender y cumplir sus deberes; asegurar a cada uno de ellos la facilidad de perfeccionar su industria, de capacitarse para las funciones sociales a las cuales tiene derecho a ser llamado, de desarrollar en toda su extensión los talentos que ha recibido de la naturaleza, y de este modo establecer entre los ciudadanos una igualdad de hecho, y hacer real la igualdad política reconocida por la ley: tal debe ser el primer objetivo de una instrucción nacional y, desde este punto de vista, constituye para el poder público un deber de justicia”.

Desde entonces serán numerosos los estudiosos de la Sociología quienes aporten sus planteamientos en torno a la sociedad y a la educación, y en concreto diferencien las funciones sociales de las instituciones educativas. Según opten por una u otra visión de la construcción de la sociedad, entenderán la educación de uno u otro modo.

Por mi parte prefiero seguir a Aristóteles y a quienes vieron en él al gran filósofo. De esta forma entiendo la sociedad como la organización de personas que conviven en aldeas (poblaciones, barrios, edificios) conformadas por familias, y que procuran el “bien vivir” (Aristóteles) o el “bien común” (Tomás de Aquino). Y entiendo la educación como la definió Tomás de Aquino: “conducción y promoción de la prole al estado perfecto del hombre, en cuanto hombre, que es el estado de virtud”. De este modo entiendo que la responsabilidad primera de la educación es de quienes han engendrado a la “prole”, es decir de sus padres, y en segunda instancia, serán los padres quienes organizados en sociedad establezcan otros modos de “educar” a su prole, a través de las instituciones correspondientes.

Por contra, quienes apuestan por filosofías cartesianas (Descartes) y las sociologías derivadas de ellas y construidas tras la Revolución Francesa, cambian radicalmente el concepto de sociedad como un conjunto de ciudadanos individuales, y cuya organización corresponde a la voluntad de todos ellos expresada libremente. Estos optan por una definición de educación como “instrucción e ilustración” de los ciudadanos individuales por parte del Estado, que es quien garantiza su derecho a ser miembros libres y responsables de la sociedad. Por lo tanto, para ellos la educación es responsabilidad de la Sociedad (del Estado) y no de la familia. Y esta tesis es la que salió victoriosa y se implantó en todo Occidente.


En mi modesta opinión y simplificando mucho, esto trajo consigo dos cosas: una positiva (la universalización de la instrucción en las primeras letras y saberes a los niños y adolescentes) y otra negativa (la obligación de los poderes públicos de decidir cuáles son los saberes que deben adquirir y organizar las instituciones que los imparten).

miércoles, 4 de junio de 2014

INSTITUCIONES LABORALES

Para cerrar estas reflexiones en torno a la sociedad y la socialización, quiero lanzar unas ideas respecto de la forma en la que el hombre procura cubrir las necesidades básicas para su supervivencia: el trabajo; y las instituciones que organiza la sociedad en torno a esa función. El trabajo es una actividad esencial del ser humano, que muy pronto pasará del mero adquirir lo necesario para vivir, a contribuir a la construcción y mejora constante del mundo en el que ha sido colocado.

El instinto de supervivencia innato en el ser humano, produce la necesidad de realizar un esfuerzo por procurar alimento, vestido y adaptación de un lugar para su cobijo. En la medida que se va regulando la familia, se establecen roles para cada uno de sus miembros de forma que se cubran estas necesidades vitales. Cuando se van conformando las sociedades más amplias, la diversificación de funciones es mayor, de forma que surgen las especializaciones en una tarea determinada: campesinos, ganaderos, artesanos, constructores, defensores frente a los enemigos, etc.

Poco a poco, quienes se especializan en determinadas tareas, se van organizando estableciendo instituciones en las que el hombre desarrolla su trabajo. Cada institución constituye por esencia una empresa común, como grupo humano organizado con los objetivos de satisfacer las necesidades individuales y colectivas. Y cuando las sociedades se organizan en grandes núcleos de población, las empresas dedicadas a una misma actividad se agrupan en torno a gremios que posibiliten un mejor aprendizaje y desarrollo de sus tareas.

Pero en la medida en que estas instituciones se desvirtúan y se convierten exclusivamente en un espacio para el lucro personal de quienes las rigen, pierden su dimensión institucional. Quienes así se benefician del trabajo de otros, ya no piensan en un ámbito para cubrir las necesidades personales y sociales, sino exclusivamente para mejorar sus réditos de capital invertido o heredado. Y quienes se someten a esa forma de actuar, se obligan a pensar en el trabajo, no como la esencia de su ser humano, sino como la única manera de obtener un salario que cubra sus necesidades vitales.

Así se ha llegado a configurar el empleo en la sociedad de forma que la mayoría de las personas necesita más un “salario” que un “trabajo”. Y cuando, por las circunstancias que sean, se pierde el salario, ya no se tiene un “trabajo” que realizar. Y uno de los grandes objetivos sociales será buscar fórmulas para que todas las personas puedan tener un “salario”, independientemente de su situación de “trabajo”.


De esta forma se incrementan los problemas humanos de relación, de rivalidad entre grupos, de falta de integración, de conflicto permanente, y como respuesta a esos problemas se inicia una escalada de normas para regular las relaciones entre los miembros de las empresas, fundamentalmente entre empresarios y trabajadores. Simplificando mucho, podemos decir que se establece una relación de equilibrio entre empleador (que busca el lucro mediante la creación de una empresa) y empleado (que busca la satisfacción de sus necesidades vitales mediante el desarrollo de un trabajo).

Para lograr el equilibrio se constituyen, además de la empresa, otras instituciones laborales, quienes cuidan de los intereses de los empleadores (organizaciones empresariales), quienes cuidan de los intereses de los trabajadores (organizaciones sindicales) y quienes median en los posibles conflictos a través de la regulación, de la jurisdicción y de la satisfacción de las necesidades vitales cuando estás no están garantizadas (instituciones laborales públicas).


Últimamente parece que queremos volver a ver el trabajo como una tarea esencial del ser humano, que no sólo proporcione los medios de subsistencia, sino que contribuya a construir la sociedad. Ojalá que cada vez seamos más quienes lo veamos de esa forma…

jueves, 29 de mayo de 2014

INSTITUCIONES EDUCATIVAS

En contraposición del resto de animales que sólo tienen instintos y aprenden por imitación, impregnación precoz o condicionamiento, el hombre es la única especie capaz de educarse. Es más, con la educación, el hombre abandona su esencia animal al adquirir conocimientos, al aprender a hacer cosas y al aplicar valores a su conocimiento y actuación.

Pero las características genéticas del hombre (cerebro, físico, sentidos, etc.) no explican por si mismas su condición de ser educable, lo que le hace necesitar del aprendizaje es su ser social. Porque mediante la educación el ser humano aprende elementos necesarios para su vivencia social, que de otra forma no podría aprender a corto plazo. Prueba de que la educación es una construcción social, es que el ser humano sólo se desarrolla por la asistencia de otros, algo muy palpable en sus primeros años, y posteriormente trasmite la cultura entre hombres, bien sea a través de personas cercanas o bien a través de  instituciones educativas y culturales organizadas para ese fin.

La educación es pues un agente de socialización que trasmite la cultura de manera formal de generación en generación. Para ello se apoya en diversas instituciones organizadas por el hombre que denominamos genéricamente “sistema educativo”. Las principales instituciones educativas podrían ser: los propios seres humanos entre iguales, la familia, la escuela, el currículum escolar y las instituciones sociales que regulan todo ello.

Existen procesos educativos desde las primeras generaciones de hombres, al principio la única institución educativa formal que enseñaba a sobrevivir, era la familia. Cuando aparece la escritura, el hombre siente la necesidad de contar lo que va aprendiendo, comenzando por los medios y técnicas para trasmitir la información, es decir por la propia escritura y su transcripción. De este modo comienzan a aparecer las escuelas que enseñan lectura y escritura, y cuando estas técnicas se dominan amplían sus enseñanzas al cálculo (matemáticas y geometría), a otras enseñanzas de la naturaleza (filosofía y ciencias) y a la transmisión de las vivencias transcendentes (religión y teología).


No obstante cada civilización ha ido colocando su foco de atención en unos aspectos más que en otros. Las primeras civilizaciones crean instituciones educativas enfocadas al aprendizaje de las cuestiones de supervivencia de la propia sociedad (el arte de la guerra, el gobierno, las leyes y costumbres, los planteamientos religiosos y filosóficos, etc). La educación de los niños para ser miembros activos de la sociedad, corre a cargo de sus progenitores, o dicho de otro modo, la familia es la primera institución educativa de la sociedad.

Los filósofos griegos son quienes establecen la necesidad de instruir a los niños desde pequeños a través del juego y la socialización, que aprendan la lectura y escritura y cuestiones sociales básicas. Sin embargo las instituciones educativas son escasas prácticamente hasta el siglo XIX. Podemos citar las escuelas de niños (solo para una minoría o de forma individual) en la Edad Antigua, las universidades a partir de la Edad Media, los centros de estudios en la Edad Moderna y el inicio de la expansión de las escuelas de primeras letras con la Ilustración y su apuesta por la educación universal y gratuita.


Pero insisto, en todo el proceso histórico hasta el siglo XIX, la primera institución educativa es la familia, y a la sociedad en su conjunto no le cabe ninguna duda de que esto es así, de que los padres son los responsables de la educación de sus hijos. Pero todo eso cambiará a partir del triunfo de los postulados de la Revolución Francesa. Ya lo veremos otro día…

domingo, 25 de mayo de 2014

Instituciones sociales

Las instituciones sociales nacen de la necesidad de las personas de exteriorizar su ser, sentir o pensar. La persona aprende de una realidad concreta y particular de un elemento social, logra apropiarse de esa realidad objetiva y, al interiorizarla, se va haciendo parte de la sociedad.

Todo aquello que produce un impacto en la persona según su etapa de desarrollo y nivel de socialización, es un agente de socialización o una institución social. Las principales instituciones sociales son la Familia y la Escuela. Después vendrán los amigos y compañeros de trabajo, los medios de comunicación, las ideologías políticas, las organizaciones laborales, las instituciones religiosas, las instituciones públicas, etc.

La familia como institución es el ente socializador más importante y constituye el núcleo básico de las sociedades, en la actualidad y siempre. La familia entrega los conocimientos básicos al niño y le proporciona los valores, aunque muchos de los cuales sean producto de la sociedad, la religión, la política, el status social, etc. Además la familia es el primer agente socializador, siempre está presente en la vida de una persona. Es también un espacio íntimo de socialización, genera socialización desde el afecto y desde la autoridad de los padres, los miembros de una familia siempre tendrán nexos sociales y satisfacen una serie de necesidades, no sólo de la persona, también de la propia sociedad.

Dentro de las formas de organización social, la primitiva
y fundamento de todas las demás, es la familia, por ello constituye la base de la sociedad. La familia ha existido a través de la historia formando diferentes modelos y dando origen a formas de organización variadas:
- desde las hordas, como la forma social más simple, reducida, de carácter nómada y sin mayor concepción que la paternidad,
- pasando por el clan como una forma que nace de la familia, se basa en parejas del propio clan y existe un jefe que asegura las normas,
- por la tribu que posee un territorio, lengua, cultura, organizaciones compartidas y que se compone de varias aldeas, 
- hasta llegar a las formas actuales de Municipio, Comunidad, Nación, Estado, etc.

El hombre, en sentido genérico, se ha organizado socialmente de múltiples formas, según dónde haya puesto el centro de atención:
- desde una sociedad centrada en la explotación del hombre para dominar una tierra que estructura clases sociales en la que las altas esclavizan a las bajas (esclavitud, castas, etc.),
- pasando por sociedades centradas en la producción para el autoconsumo, formando una estructura piramidal de clases sociales con el predominio de una de ellas que lo organiza como su feudo (feudalismo),
- hasta las centradas en el capital basadas en el libre intercambio de mercancías y acumulación de riquezas (capitalismo),
- o centradas en la colectividad siendo los medios de producción de propiedad colectiva, con teórica igualdad entre sus miembros (comunismo).


Pero independientemente de la forma de organización que la sociedad haya tenido a lo largo de la historia y de la que siga teniendo, la familia es y seguirá siendo su fundamento.

miércoles, 30 de abril de 2014

SOCIALIZACION

Con el fin de entender mejor quién es la célula de la sociedad (individuo o familia) conviene reflexionar sobre el proceso de la socialización de los miembros de la sociedad. Pues vamos a ello.

La socialización se puede entender como una interacción entre personas siguiendo ciertas pautas y normas culturales cuyo resultado es la integración de cada persona en la sociedad, la persona se interioriza en la sociedad para poder actuar en conformidad con las pautas y normas establecidas por ella. De esta forma, si un individuo no naciera en la sociedad, se podría integrar en ella a través de la socialización en las distintas etapas de la vida, también podría socializarse quien procede de situaciones culturales, de status, o de entornos diferentes a la sociedad en la que convive.

La socialización se da tanto desde la sociedad hacia el individuo como del individuo a la sociedad. Es decir, la propia sociedad quiere y procura que sus individuos formen parte de ella y se adecuen a sus normas y costumbres, y el individuo aspira también a conformarse con los usos y costumbres de la sociedad en la que convive.

La socialización se expresa de diferente forma según la etapa de la vida por la cual atraviesa una persona o en base a sus procesos previos de socialización, en donde por norma general se reconocen tres etapas:

- Primaria en la que el niño se integra en un núcleo socializante, habitualmente la familia y el sistema escolar.
- Secundaria es la que realiza una persona que ya ha realizado la socialización primaria accediendo a nuevos ámbitos de la sociedad (escuela, trabajo, otra cultura, etc.) con relaciones reguladas por normas y dentro de instituciones.
- Terciaria que se da cuando un individuo se integra en otra sociedad con patrones culturales distintos a los aprendidos en los procesos anteriores, o bien cuando aspira a cambiar ciertos códigos de comportamiento y roles de su propia sociedad.

Pero son los procesos previos a la socialización los que permiten a una persona ser capaz de aprender y adaptarse a los modelos culturales de una sociedad. Los hechos humanos primarios (actuar, sentir, pensar) están influidos por condiciones exteriores, las cuales regulan la conducta de la persona, y esa regulación procede de la educación familiar que ha entregado las pautas de comportamiento humano (personal, familiar y social) a la persona, así tanto la familia primero como la sociedad después, buscan adecuar a las personas a sus criterios de ser persona, familia y sociedad.


Como dice Weber la sociedad sólo existe porque las personas realizan acciones, que es de donde parte cualquier hecho social, y toda acción social de una persona está influenciada o dirigida por las acciones de las otras personas. Y evidentemente, las primeras personas que influyen en el actuar social de otra persona son sus progenitores o sus primeros educadores, de ahí que sea una sociedad previa (la familia) quien configura una sociedad mayor, y no el individuo que por si sólo no tendría capacidad para socializarse a si mismo.

lunes, 21 de abril de 2014

Sociedad

Seguimos nuestra reflexión en torno a la sociedad. Podemos decir que la sociedad es consecuencia de la propia condición social del hombre que se agrupa por conveniencia. La sociedad, como consecuencia, es un colectivo de personas que interactúan entre sí y que se agrupan para alcanzar diferentes objetivos. Para que esa convivencia esté realmente enfocada a cubrir los objetivos propuestos, se establece una organización social que evoluciona a la par que evoluciona la vida humana.

Hasta aquí creo que todo el mundo puede estar de acuerdo, pero ¿cuál es el núcleo social básico sobre el que se configura el resto de la sociedad? En teoría hay dos opciones, por un lado el individuo, es decir cada persona por sí misma, y por otro lado dos personas (un varón y una mujer) que se unen porque su propia naturaleza les empuja a ello, para crear un núcleo social más amplio que se deriva de la capacidad de generar nuevos miembros para la sociedad, que es lo que denominamos “familia”.


Así pues, la familia se entiende como un grupo inicial de un varón y una mujer, que deriva posteriormente en la incorporación de nuevos seres humanos, habitualmente con vinculación sanguínea, jurídica o de consenso, y posteriormente estableciendo redes de parentescos. A lo largo de la historia han existido diferentes formas de organizar y concebir la familia. Simplificando mucho podemos decir que, en su primera etapa, la familia se organizó a través de grupos conyugales por generaciones, que cuidan de los hijos hasta que estos forman nuevas parejas entre si. Poco a poco la independencia de padres e hijos empieza a superar las organizaciones anteriores, y el hombre pasa a tener varias mujeres, o bien varios hombres establecen relaciones matrimoniales recíprocas con varias mujeres. Paulatinamente se vuelve a recuperar la forma monogámica, siendo el centro de la familia el hombre y la mujer, ya que son quienes tienen la capacidad de engendrar, y siendo los hijos los herederos, de esta forma cada familia se encarga de criar a sus hijos.

Hoy día está siendo modificado el concepto de familia y se está volviendo a situaciones pretéritas ya superadas. En este caso porque la tecnología ha logrado la capacidad reproductora del ser humano, de esta forma se va eliminando de su centro al varón y la mujer, así cualquier sujeto unido a otro conforman una “pareja” y un nuevo núcleo familiar, con posibilidad de generar nuevos individuos con ayuda de técnicas reproductivas artificiales.

En todos los casos, la familia tiene un conjunto de funciones como la biológica, educativa, religiosa, económica, recreativa, etc. Inicialmente es el varón quien proporciona el sustento alimenticio y la mujer quien cuida de los hijos y del lugar donde habitan. Afortunadamente hoy tanto varón como mujer comparten las mismas tareas y responsabilidades familiares.


Está claro que apuesto por una sociedad configurada por familias que son el núcleo social. Pero también apuesto por la familia como unión de varón y mujer y sus descendientes a los que educan y, en su caso, ascendientes a los que cuidan.